El amor verdadero no existe. Y las caras bonitas tampoco, bueno, a medias. A las 19:31 de un martes me atrevo a decir que las caras bonitas son mitad maquillaje mitad sugestión y que nadie nunca jamás te va a querer por encima de sus posibilidades. Ni de las tuyas.
Nunca, nunca, nunca.
Alguien me dijo una vez que si las cosas son tres veces siempre son buenas, el tres es el número de la suerte. Y si te pones a pensar, tres son los Reyes Magos, al igual que los cerditos. Hay tres colores primarios y hay que hacer tres cosas antes de morir: escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo. Pero nunca tres denegaciones a una beca serán buenas, ni tres intoxicaciones por lactosa. No le desearías tres resacas ni a tu peor enemigo, y tres imbéciles dándote por culo son más que suficientes.
Realmente ni si quiera las personas amables existen. "Somos buenas personas por naturaleza", y una mierda. Que alguien me diga donde se escondieron todas las buenas personas que llevamos dentro durante el holocausto nazi, o durante los bombardeos a Hiroshima. Dónde estaba la buena gente cuando alguien decidió que era buena idea discriminar a alguien por su raza, sexo o religión (uy mira, también son tres).
Somos un 33% de falta de amor, un 33% de chapa y pintura y un 33% de falsa cortesía. Y la verdad es que me niego a pensar que me hace falta alguien para completarme, yo el 1% restante lo lleno con mala ostia y canciones de Fangoria.
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