martes, 30 de diciembre de 2014

Escribir

Dicen que es importante no dejar de escribir, aunque sea para ti, aunque sea para nadie, aunque nunca lo vayan a leer, ni a entender, ni si quiera tu misma. Porque una vez lo dejas no vas a poder volver, es difícil escribir, y más si pierdes la práctica. 
Escribe sobre cualquier cosa, lugar o persona, la más mínima tontería que te haga reír, o en su defecto, llorar. Se puede escribir sobre cientos de cosas, la brisa que notaste al salir de casa, el chico con el que te cruzas todas las mañanas, ese saludo en el ascensor que consigue sacarte la sonrisa más sincera, o alguien que te pregunta que qué tal te va todo, y con eso te alegra el día. 
Y seguir y seguir escribiendo, nunca pares, porque perderás ese don, o desgracia, según como se mire. Y que no te digan lo contrario, no pierdes el tiempo, lo aprovechas, y al máximo. Puede que luego seas esclavo de tus palabras, pero ya habrá tiempo para arrepentirse, para cagarse en todo y pensar en lo que podríamos habernos callado. 
Y qué más da si le gusta a alguien o no, y qué importa si lo entienden. Que seguro que Dalí fue un incomprendido, o Chanel con sus tonterías de los pantalones para mujer, y miranos ahora, adorando las pinturas de uno y bendiciendo a la otra por la idea de unos pantalones, porque donde estén unos vaqueros que se quite el resto.
Y como siempre te vas por las ramas, te desvías del tema y no sabes de lo que estabas hablando , pero lo importante es que has escrito, que no has parado, y que nunca vas a dejarlo.

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