Todo el mundo me dice que la mire, que es buena para mi. Que alguien que aún teniendo esa fachada es tan dulce por dentro solo puede aportarme cosas buenas. Me dicen que la escuche y la mime de vez en cuando. Que aunque yo no lo sepa me quiere mucho y todo lo que hace es por ayudarme. No entienden cómo es posible que yo no lo vea, y no lo dicen, pero yo se que piensan que estoy loca. No paran de recordarme que siempre ha estado ahí y siempre estará, y que por mucho que intente librarme de ella nunca me dejará sola. La verdad es que yo a veces le tengo un poco de miedo, y además no consigo ver todo eso que dicen que tiene que es tan bueno. Intento observarla desde la distancia, pero me es imposible, estamos tan unidas que nuestras costillas se enredan y las respiraciones son una. Todos dicen que solo con su sonrisa conseguiría calmar huracanes, y que aunque no quiera verlo, es quien más me quiere en este mundo. Me han repetido mil y una veces que nunca la abandone, porque todo lo que le pase repercutirá en mi también, y que si pienso que ignorarla es la mejor opción, estoy muy equivocada.
No conseguía ver nada de esto hasta que un día me la encontré de frente, en el espejo, y entonces lo vi (me vi).
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