¿Sabeis eso de que cuando tienes una herida hay que dejarla curar? Y que por el contrario, si no lo haces, va a quedarte una marca, más o menos grande, más o menos horrible, y que puede verse o no, pero estará ahí.
Hay momentos en los que toca retirarse y lamerse las heridas mientras otros lucen sus marcas de guerra con orgullo. Pero una vez curadas hay que salir, y enseñar las cicatrices, porque cada una de ellas simboliza las veces que has caído, pero también las que has vuelto a levantarte. Claro que hay momentos en los que piensas que es mejor empeorar la herida, no dejarla curar y que esta acabe poco a poco contigo; hurgando en ella y pensando en qué es lo próximo con lo que vas a hacerte daño.
No son los demás los que eligen si empeorar o curar esas heridas, eres tú. Y aunque otros sean los que las producen y tú el que paga un amargo precio por curarlas, debes demostrar que eso no es suficiente para hundirte, y salir a la calle llena de cicatrices. Cicatrices y sonrisas.
Hay momentos en los que toca retirarse y lamerse las heridas mientras otros lucen sus marcas de guerra con orgullo. Pero una vez curadas hay que salir, y enseñar las cicatrices, porque cada una de ellas simboliza las veces que has caído, pero también las que has vuelto a levantarte. Claro que hay momentos en los que piensas que es mejor empeorar la herida, no dejarla curar y que esta acabe poco a poco contigo; hurgando en ella y pensando en qué es lo próximo con lo que vas a hacerte daño.
No son los demás los que eligen si empeorar o curar esas heridas, eres tú. Y aunque otros sean los que las producen y tú el que paga un amargo precio por curarlas, debes demostrar que eso no es suficiente para hundirte, y salir a la calle llena de cicatrices. Cicatrices y sonrisas.
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